El informe anual «Informe de Riesgos Futuros» del Grupo AXA, elaborado por IPSOS, ha revelado información crucial sobre cómo ven los expertos las amenazas globales para el planeta. Tras encuestar a 4.500 expertos de 50 países y a ciudadanos de 15 naciones, se ha identificado un notable incremento en la preocupación respecto a la Inteligencia Artificial (IA).
Ascenso preocupante de la IA
La percepción del riesgo asociado a la IA ha aumentado dramáticamente, siendo considerada por los expertos la cuarta amenaza más grande a nivel global. Este sentimiento varía geográficamente; mientras que en América, Asia y Medio Oriente, la IA se percibe como la tercera amenaza más grande, en Europa es la cuarta y en África ocupa el séptimo lugar.
División de opiniones
A pesar de la creciente preocupación entre los expertos, el público en general parece menos al tanto. Mientras que la IA ha saltado de la decimocuarta a la cuarta posición entre los expertos, para el público general todavía se sitúa en el undécimo lugar.
Llamado a la regulación
La rápida evolución de la IA ha llevado a debates sobre su impacto en la sociedad. Una amplia mayoría, tanto de expertos (64%) como del público en general (70%), cree que se debería pausar la investigación y desarrollo de la IA hasta que se establezca una legislación adecuada.
Otras amenazas tecnológicas
Además de la IA, otros riesgos relacionados con la tecnología están emergiendo. El miedo a que la IA pueda reemplazar trabajos a gran escala ha aumentado, siendo una de las principales preocupaciones en países asiáticos.
Perspectiva española
En España, hay una clara preocupación por la IA. El 73% de los encuestados siente que el desarrollo de la IA debería ser detenido hasta que se apruebe una regulación. Sin embargo, a pesar de estas cifras, los expertos españoles clasifican a la IA como la quinta amenaza más grande, y el público general no la coloca en su top 10.
En resumen, mientras que la percepción del riesgo asociado a la IA está creciendo rápidamente entre los expertos, el público en general aún tiene que alcanzar este nivel de conciencia, especialmente en Europa, donde el público se muestra relativamente indiferente a estos riesgos.