Orando con Jesús

A veces oraba sólo (Marquitos 1:35) y en otras oportunidades acompañado (Juan 11:41-42). Oraba antes de comer (Lucas 24:30) y despues de sanar (Lucas 5:12-16). La plegaria tenía un sitio peculiar en su vida.

Para comenzar una plegaria, dirígete a Dios diciendo: Querido Padre Celestial . Entonces, ten una plática con Dios: exprésale agradecimiento, dile cómo te estás sintiendo y pide las bendiciones que tú o tus hijos precisan. Despues, podés terminar tu plegaria diciendo: En el nombre de Jesucristo, amén .

Llegado al sitio les dijo: Pedid que no caigáis en tentación . Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba diciendo: Padre, si deseas, separa de mí este mismo cáliz; pero no se lleve a cabo mi voluntad, sino la tuya . Luego entonces, se le apareció un ángel venido del cielito que le confortaba.

La noche comenzaba a las seis de la tarde. Eso quiere proferir que Jesús, pasadas las tres de la madrugada, se aproximaba a los discípulos. Entonces, en ésta ocasión, fueron al menos nueve horas las cuales estuvo de progresivo coloquio íntimo con el Padre, en las que se abismaría en la contemplación de la Muy santa Trinidad.

Fue y oró una tercera vez. Al orar, Jesús inició a tremer por ocasiona del dolor, y llegó un ángel a potenciarlo. Padeció tanto tiempo que sudó gotas de sangre. Él estaba sufriendo por todos nuestros propios pecados para que podamos ser perdonados si nos arrepentimos.

Lucas 5:16 Pero frecuentemente El se retiraba a lugares solitarios y oraba. Pero con cierta frecuencia El se retiraba a lugares solitarios y oraba. Pero con frecuencia El se retiraba a lugares solitarios y oraba. Mas Él se separaba al deshabitado, y oraba.

Aquél Jesús a quien vemos rezar siempre es el mismo que, como todo judío de su tiempo, tres veces cada día 13al salir el sol, en la tarde a lo largometraje de los sacrificios del templo y en la colocada de sol- se detenía, se orientaba hacia el templo de Jerusalén y recitaba las plegarias rituales, a caballo entre ellas el Shema Israel, Está escuchando

A lo largo de las horas previas a su Pasión, Jesús se retiró a orar a un lugar denominado monte de los Olivos y, en específico, al Huerto de Getsemaní. Allí padeció muchísimo y rogó a Dios Padre que apartara de Él ese cáliz, pero aceptó la voluntad del Todopoderoso.

El Redentor llevó a cabo una plegaria para educar a Sus propios discípulos cómo orar. Inició diciendo: Padre nuestro propio que estás en los cielos . Alabó a nuestro propio Padre Divino y después le pidió ayuda. Dijo amén a la postre de Su oración.

Las familias que oran juntas estipulan una confianza entre ellos, están aprendiendo a rezar en comunidad y se ponen de consenso por medio de Jesús. Hay muchos instantes como para unirse en oración, como al empezar o finalizar el día, antes de jalar los alimentos o al empezar un viaje pariente, entre otros.

Bendice a nuestra propia familia y muchas gracias por sostenernos juntos. Gracias por nuestro propio hogar, por nuestros juguetes, por todo lo que nos consientes tener. Enséñanos a amarte más, a obedecer tu palabra y a crecer en nuestra propia fe y relación con el Señor Jesús, tu hijo.

Jesús está pidiendo por sus propios discípulos: Santifícalos en la verdad, pues entonces tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envié al mundillo, y yo por ellos me santifico, a fin de que ellos sean santificados en la verdad (Jn 17, 17-19).

Cristo pide a su Padre que los suyos se distinguieran por dos características indudables: la unidad y el amor. Pide que todos sean uno ‘como tú, Padre, en mí, y yo en ti, a fin de que el mundillo está creando’. La unidad de los cristianos solo se da si los cristianos están íntimamente unidos a Él, a Jesús.

Nos cuenta San Marcos en su evangelio (I,35): ‘De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, Jesús se alzó, salió y se fue a un sitio solitario. Allí se colocó a orar.’ La vida pública de Jesús era más que intensa, en tres años permitiría enseñanzas y testimonios para el porvenir de la historia.

En Lucas, Jesús manda a sus propios acólitos a predicar el arrepentimiento y el perdón, y promete que tendrán el poder divino. En Juan, Jesús dice a los acólitos que tendrán el Espíritu Beato y la autoridad para disculpar los pecados y de retener el perdón.

Tenemos que orar en privado por lo menos una vez por la mañana y otra de noche. En las Escrituras se nos está hablando de rezar por la mañana, al mediodía y al atardecer (véase Ánima 34:21).

La Sagrada Escritura afirma que tenemos que rezar en todo el clima, pero todo el clima en el Espíritu. Es muy esencial eso mismo. No se trata de repetir palabras. Muy frecuentemente necesitamos una metanoia, una transformación en qué es la plegaria.