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¿Qué es y para qué sirve?
Planchar es una de las tareas domésticas más odiadas tanto por hombres como por mujeres. Una tarea considerada por muchos como demasiado difícil y agotadora, pero necesaria.
Pensemos, por ejemplo, en ciertas prendas, como las camisas y los vestidos elegantes o los tejidos como el lino y el cáñamo, que inevitablemente hay que planchar.
Hay una solución para ahorrar tiempo y esfuerzo y tener siempre la ropa perfectamente planchada: la plancha de pie.
Un producto que hasta hace poco se utilizaba principalmente en los cuartos de planchado y las lavanderías profesionales para planchar los tejidos más delicados.
A diferencia de su predecesora, la plancha vertical no tiene suela, ya que el planchado se realiza con vapor y no con el contacto de la plancha caliente sobre los tejidos.
Se compone principalmente de una barra de colgar, un depósito de agua y una boquilla de vapor. Casi todos los modelos están equipados con ruedas para facilitar el transporte del aparato. El peso medio de una plancha vertical es de 4 a 5 kilos.
La capacidad del depósito es variable, desde un máximo de un litro hasta un mínimo de 40-60 ml en los modelos portátiles, que ofrecen una autonomía suficiente para planchar una sola prenda.
La potencia media de estos aparatos es de unos 1.000 vatios, lo que significa que se pueden utilizar a los pocos segundos de encenderse.
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¿Cómo usarla?
Al igual que las planchas normales, las planchas de vapor pueden utilizarse para planchar una sola prenda a la vez. Sin embargo, no necesitan una tabla de planchar ni una superficie sobre la que colocar las prendas.
Son muy fáciles de usar y le permiten planchar e higienizar sus prendas en poco tiempo sin realizar movimientos difíciles y agotadores.
Cada modelo está equipado con soportes especiales para colgar las prendas, que se planchan utilizando el calor del vapor simplemente acercando la boquilla al tejido. El vapor, de hecho, es capaz de ablandar las fibras de los tejidos, incluso los más delicados, preservando la textura y los colores.
Para utilizar la plancha de vapor, primero tendrá que llenar el depósito: algunos modelos de vapor pueden utilizarse con agua corriente, mientras que otros necesitan agua destilada o desmineralizada.
A continuación, deberá colocar la ropa, que deberá colgar con el máximo cuidado, para evitar que se formen arrugas o pliegues durante el planchado.
En este punto puede acercar la boquilla de vapor al tejido, realizando movimientos perpendiculares continuos de arriba a abajo. Las ventajas de este tipo de plancha son sin duda la compacidad y la amplia libertad de movimientos.
Permiten planchar la ropa rápidamente, sin ocupar espacio y con el mínimo esfuerzo. Por ejemplo, las cortinas pueden plancharse simplemente acercando el aparato, sin tener que retirar la barra de la cortina.
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Guía de compra y características.
Existen muchos modelos de planchas verticales en el mercado, cada uno con sus propias características y prestaciones. Para elegir el aparato que mejor se adapte a sus necesidades, debe evaluar varios aspectos, como la capacidad, el rendimiento, la estructura, etc.
Lo ideal es elegir productos con una potencia no inferior a 1000 vatios: cuanto mayor sea la potencia, mejor será el rendimiento del planchado.
Los modelos de baja potencia también se calientan menos rápidamente y pueden emitir vapor de forma irregular durante su uso.
Por lo general, la mayoría de las planchas verticales están listas para su uso en sólo 60 segundos después de encenderlas. Otro aspecto que no hay que subestimar es la construcción.
Al ser un aparato diseñado para su uso portátil, una plancha vertical debe ser ligera y fácil de manejar.
La mayoría de los modelos son de tamaño compacto y pesan menos de 5 kg, por lo que pueden transportarse fácilmente durante los viajes, en una maleta o bolsa.
Las dimensiones varían de un modelo a otro, pero suelen ser de unos 25 cm de longitud. En términos de construcción, las planchas portátiles son muy similares a un cepillo normal y cuentan con un mango ergonómico y un pequeño depósito de agua extraíble.
Otro aspecto a tener en cuenta es la capacidad del depósito. Las planchas más pequeñas suelen tener capacidad suficiente para planchar de 3 a 4 prendas en una sola sesión. Otros modelos pueden tener una capacidad mayor, de unos 200 ml, y son adecuados para lavanderías de tamaño medio. Los depósitos pueden ser extraíbles o fijos.
Los primeros tienen una tapa situada en la parte superior. En cualquier caso, añadir agua a su depósito es una operación muy fácil e intuitiva, incluso para los menos familiarizados con la tecnología.
